Otoño en la Sierra
Foto: Carmen. |
Hace unos días vi una película de esas que muerden la inspiración. Era una historia dura contada de una forma muy sencilla, como suelen contarse las mejores historias. La clave está en oír como alguien empieza a contarla. La películas que más me gusta empiezan igual, desde ese momento ya me enganchan, al igual que un buen libro.
García Márquez dice que saber contar es un don, o se nace con él o puedes aprender a escribir más o menos bien pero nunca sabrás contar. Hay gente que sin saber leer y escribir, sabe contar. Sabe unir una palabra detrás de otra, una frase detrás de otra, marcando un ritmo que mantiene en vilo al que escucha la historia, lo sumerge en sus entresijos y de pronto, como si de magia se tratase, se ve envuelto por el ambiente del personaje principal. Los relatos se repiten en tu mente después y piensas cómo el autor ha llegado a la misma conclusión que tú, cómo sabe tus pensamientos más íntimos, cómo ha definido con tanta exactitud momentos de tu propia vida.
Pues la última película que he visto es de ese tipo. En una de las secuencias, uno de los personajes secundarios dice a uno de los protagonistas: "El valor, a veces, se salta una generación". Esta es hoy la palabra: Valor.