El paso del tiempo

viernes, 22 de octubre de 2010

Contar historias

Hace tiempo me ronda por la cabeza una historia a la que no soy capaz de darle forma. Hay días que se hace grande en mi interior y casi llego a contarla en voz alta. Normalmente coincide con la noche y siempre con las horas más bajas de ánimo. No sé donde escuché que, para escribir una buena historia, hacia falta haber sufrido mucho. Lo cierto es que cuando una llega al fondo o, mejor dicho, cuando está intentando atagarrar hacia la superficie, es cuando la voz interior te atrapa, te coge por el cuello y hay momentos en los que no se puede respirar. Sin embargo, a pesar de todas oportunidades, yo misma me pogo una y otra vez trabas para no comenzar o, mejor dicho, para no proseguir. El inicio está en un archivo de mi ordenador. Lo cierto es que, cuando me enfrento a esa página, siempre pienso que necesito leer más, sentir más, observar más y aprender más. Y lo peor es que cuanto más aprendo, más leo y más siento, más me niego la posibilidad de escribir mi historia. Es miedo, pudor, inseguridad. No lo sé. Por esa razón he tardado tanto en volver a entrar en este blog. Ahora estoy aquí para acabar con las razones de este "no escribir". Y porque hacerlo siempre me ha dado vida. Escibrir, en positivo, es la palabra de hoy.