El paso del tiempo

lunes, 9 de mayo de 2011

Maruja Torres... palabras con alma

Hace años que admiro y leo a Maruja Torres. Siempre me parece que con sus palabras llega al corazón de todo. Despelleja cada palabra para sacarle su contenido y transformarla en algo vivo con significado, significante y alma. Hace unos días, en un espacio que cada domingo dedica a escribir, decía que cuando era una adolescente tenía miedo y solo la lectura la salvó y la hizo fuerte. Saber que otros sienten lo mismo que tú te da fuerzas y te enseña a entender que no estás sola en el mundo.

Algo parecido sentía yo cuando me metía debajo de las sábanas, del "tapijo", para leer con una linterna. Era una adolescente asustada, con apenas recursos, que sentía una necesidad apremiante de leer y escribir. Había noches -casi todas- que la única manera de conciliar el sueño era dejando volar mi alma desosegada. Al hacerlo me daba un nuevo plazo para calcular cuánto me quedaba de vida y si encontraría el mundo de los libros al alcance de mi mano, de mi cuerpo entero.

Aquellas cuatro paredes blancas de una pequeña habitación me asfixiaban y cuanto más corría, más lentos resultaban mis pasos. Sí, la lectura me salvó. Ya entonces pensaba cómo aquel hombre (el escritor) al que no conocía de nada, podía haber sentido lo mismo que yo. Entonces llegaba el momento de fantasear e imaginaba siempre que había una guerra. Era lo único que se me ocurría para desmontar mi vida y salir de aquella situación familiar que me ahogaba.

Lo demás forma parte de los sueños de cada noche. Por la mañana era otra persona que se encaminaba con prisas hacia el instituto, con el miedo de que hubiese desaparecido con los sueños de esa noche.

lunes, 2 de mayo de 2011

Un lunes raro

Hoy es un lunes raro. De esos en los que la Semana no comienza, se hace esperar. Es la fiesta del 1 de Mayo pero no es 1 sino 2. Y hoy parece que se ha cerrado otra página de la historia porque por fin ha desaparecido de la faz de la Tierra un asesino múltiple: Bin Laden. He oído tarde la noticia que, desde la madrugada, abre y casi cierra todos los informativos. Ya he dicho que hoy es un día raro, es fiesta, y por esta razón relajo un poco mi actitud espectante de periodista en activo (por deformación profesional más que por trabajo) y, hasta muy entrada la tarde, no me he enterado de la noticia del día, o de la madrugada.

De tan relajada que estaba no me lo he creído. He visto a cientos de newyorkinos correando "¡USA!" (iu/es/ei) y creí que se trataba de los forofos, seguidores de cualquier equipo de baloncesto americanos que había ganado no sé que final. Me ha costado entender que Bin Landen estaba muerto, sobre todo porque decían que estaba en las profundidades del mar. Pero bueno!, qué significa ésto. Creen los americanos que pueden matar a semejante alimaña que se cargó a miles de personas y nos vamos a conformar con que nos den la noticia sin pruebas, sin ni siquiera una ridícula imagen de su muerte.

Pues así es, de momento al menos. Los informativos han realizado una composición por ordenador de la secuencia del asalto y de la muerte o, mejor dicho, ejecución, del diseñador del atentado de las Torres Gemelas. Precisamente, la zona cero, lugar donde estaban ambas Torres, se ha convertido hoy en centro de peregrinación y manifestación de alegría y dolor. Una mujer mostraba sus emociones encontradas. Decía que había soñado mucho con este momento y ahora estaba triste, desolada porque su hermano no iba a volver.

Ya ven en este mundo, de guerras y calamidades, la venganza servida en plato frío no siempre es decisiva para calmar el dolor de una pérdida. Porque entonces tendríamos todos que ser un poco criminales.