El paso del tiempo

viernes, 25 de febrero de 2011

Me faltan horas...

La vida me tiene ocupada y ni de escribir para mi tengo tiempo. Todo lo que he echado de menos siempre tener una plataforma como esta a mi disposición y ahora no llego a ella. Ya ven, no es por pereza solo que a mi día le faltan horas.

El tiempo pasa y se queda, como dice un buen amigo mío, y se nota en cada poro de la piel, en las ojeras, pero también en la prestancia. Llegó el momento de la madurez, la estabilidad. El instante antes de reconocer que un poco más allá está el declive del que eres consciente por parte de lo que te rodea. También porque va fallando la vista y ya no aguantas tantas horas de trabajo sin descansar aunque sea una media hora al día. Al menos, de momento, el optalidón y el colesterol está a raya. Por cierto, he buscado en "San google" la palabra optalidón y he decubierto, 40 años después de ver el primero, que, además de su acción analgésica contiene cafeína. Ahora me explico por qué mi madre decía a media tarde: "Me he tomado un optalidón (bueno decía exactamente ortalidón) y me he puesto más buena". 

Me he desviado del tema

...Una vez escuché a otro buen amigo que él fue consciente de que se hacia mayor cuando un día se miró al espejo y reconoció en su imagen a la de su padre. Llevo muchos años reconociéndome en mi madre, no en el espejo pero si en una postura de manos, en la forma de suspirar, en la obsesión por el orden, la limpieza y los olores. Así que o bien llevo muchos años de madurez o soy una imitadora involuntaria. También puede que lo de hacer coincidir la vejez con la semejanza progenitora no se dé en todas las personas.

Pero estoy segura de que si mi amigo lo decía era una realidad porque nadie como él la describía con tan buenas artes. Cuánta emoción siento cada vez que leo aunque sea una carta suya, las tengo guardadas, al igual que sus correos porque es pura literatura. Un día escribiré de las personas especiales que he conocido a lo largo de mi vida. A veces me he sorprendido pensando en que todo hubiese sido distinto sin ellas. Hace más o menos un año me propuse contactar con aquellas que perdí en el camino, además de mantener las que nunca se fueron de mi lado. Hoy he recuperado su esencia y, después de 20 años o más, parece que no ha pasado el tiempo, es como si nos hubiésemos visto la tarde antes para tomar café.

Dario Fo dijo: "Lo que te da la medida de cómo has vivido es lo que le va a faltar al mundo cuando tú ya no estés".